miércoles, 3 de febrero de 2016

TTIP: COMERCIO INTERNACIONAL Y DEMOCRACIA

 
El próximo martes 9 de febrero, a las 19 horas en el Salón de Actos de la Facultad de Farmacia de Albacete, el profesor de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid, Carlos Taibo Arias, impartirá una conferencia.
 
Organizada por la Universidad de Castilla-La Mancha, con la colaboración de Ecologistas en Acción, ATTAC y la Plataforma contra el TTIP de Albacete, en dicho acto se presentará el libro que el profesor Taibo ha publicado recientemente y que lleva por título “Para entender el TTIP. Una visión crítica del Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones entre EE.UU y la UE”.
 
La corriente económica dominante hoy en día, basándose en determinadas interpretaciones de los planteamientos de economistas pioneros como Adam Smith, asocia directamente la liberalización y desregulación del comercio internacional como la mejor vía para alcanzar una mejora del bienestar social global.
 
Nada más lejos de la realidad. La lectura sosegada y contextualizada de Smith, profesor de Filosofía Moral en la Universidad de Glasgow a mediados del siglo XVIII, nos lleva a otras conclusiones al respecto.
 
En las Lecciones de Jurisprudencia, que Adam Smith dictó en la Universidad de Glasgow durante el curso 1763-64, el autor escocés apuntaba:
 
“Las leyes y el gobierno pueden ser considerados…, en todos los casos, como una coalición de los ricos para oprimir a los pobres y mantener en su provecho la desigualdad de bienes que, de otra forma, no tardaría en ser destruida por los ataques de los pobres”.
 
En lo que respecta a la regulación del comercio internacional, el propio Smith era absolutamente contundente:
 
       “…aquellos que tienen el mayor interés en defraudar y en imponerse al público son los que con frecuencia dictan la regulación del comercio” (1785).
     La reglamentación del comercio “siempre es un engaño, mediante el que los intereses del estado y de la nación se sacrifican en beneficio de una clase particular de comerciantes” (1783).
Incluso en su obra más conocida, La riqueza de las naciones (1776), Smith escribía párrafos como los siguientes:
 
“Cualquier propuesta de una nueva ley o regulación  comercial que venga de esta categoría de personas (los empresarios) debe siempre ser considerada con la máxima precaución, y nunca debe ser adoptada sino después de una investigación prolongada y cuidadosa, desarrollada no sólo con la atención más escrupulosa, sino también con el máximo recelo.
Porque provendrá de una clase de hombres cuyos intereses nunca coinciden exactamente con los de la sociedad, que tienen generalmente un interés en engañar e incluso oprimir a la comunidad, y que de hecho la han engañado y oprimido en numerosas oportunidades”.
El economista estadounidense, John Kenneth Galbraith, en su libro Memorias de un liberal impenitente (1973), actualiza las precauciones señaladas por Smith poniéndolas en relación con las grandes corporaciones que hace ya más de 40 años comenzaban a gobernar el mundo:
 
 “…la corporación moderna controla los precios y los costes, organiza a los proveedores, persuade a los consumidores, guía al Pentágono, configura la opinión pública, soborna a los políticos y es, de otras maneras, una influencia dominante en el Estado”
“Lo que necesita (la gran corporación) en materia de investigación y desarrollo, obras públicas, apoyo financiero de emergencia, socialismo cuando las ganancias dejan de ser probables, se transforma en política pública. Sus intereses tienden a convertirse en interés público”.
Esas mismas corporaciones son las que están redactando ahora el TTIP, las que pretenden hacernos pasar como intereses generales lo que no son más que intereses particulares. Y lo peor de todo es que los gobiernos de los países afectados a un lado y otro del Atlántico están del lado del gran capital.
La Troika ya ha marcado el camino a los países rescatados de la Eurozona. Todos los países miembros de la Unión Europea han aceptado con más o menos entusiasmo o resignación el establecimiento de restricciones tajantes en materia de objetivos e instrumentos macroeconómicos internos (déficit y deuda pública,  inflación, condiciones laborales, políticas sociales, soberanía monetaria).
Ahora es el turno de la política comercial exterior. Y si no fuera suficiente con las normas marcadas por la Organización Mundial de Comercio, el TTIP pretende seguir dando vueltas de tuerca para mayor gloria de las cuentas de resultados de las grandes corporaciones.
¿Podrá ser el TTIP objeto de rectificación en las negociaciones que el PSOE está comenzando para intentar formar gobierno en España? Hasta la fecha PP, PSOE, C’s y la Comisión Europea están a favor del TTIP. PODEMOS y UP en contra. La experiencia reciente en la Unión Europea, que obliga a asumir como una restricción de obligado cumplimiento las directrices marcadas por la Comisión, nos muestra un escenario donde no hay lugar para la democracia, tan solo para siervos/as.
NOTA: Las citas literales de Smith y Galbraith han sido extraídas de algunos trabajos del profesor Federico Aguilera Klink.    

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