viernes, 20 de agosto de 2010

Economía en tiempos de crisis


Con el título de esta entrada, la Revista Bostezo http://www.revistabostezo.com/ organizó el pasado mes de marzo una mesa redonda en Godella (Valencia). Un amplio resumen de la misma acaba de ver la luz en su nº 4 de julio de 2010 que lleva por título "Economía eres tú".
En dicha mesa redonda participaron
David Barberá, redactor-jefe de la Revista Bostezo
Ismael Fernández, profesor de la Universitat de València, investigador en temas de economía internacional.
Miguel Ángel Sánchez, profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Politécnica de valencia.
Berta García, estudiante de Ciencias Políticas y Económicas y miembro del think tank liberal Instituto Juan de Mariana.
Carmen Castro, economista y feminista especialista en políticas europeas para la igualdad de género.
Gregorio López Sanz, profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha y miembro de ATTAC.
Se abordaron temas como la crisis, la opacidad económica y el decrecimiento.

A continuación se reproduce un extracto de dicha entrevista.

David: Empecemos por Adam Smith, el fundador de la ciencia económica a finales del siglo XVIII. Cito directamente de Wikipedia: “Adam Smith creía que, cuando un individuo perseguía su propio interés, indirectamente promovía el de la sociedad: ‘persiguiendo su propio interés, el individuo frecuentemente promueve el interés de la sociedad con más eficacia que si lo buscara directamente’”. Esta es la fundación de la ciencia económica. Inmediatamente, surgen múltiples preguntas: ¿Hay espacio alguno para la cooperación? ¿Es capaz de capturar la economía la complejidad de las interacciones humanas? ¿O estas simplificaciones son inasumibles?

Ismael: El tema del interés propio está en el origen de la economía, pero es un elemento perturbador. La idea central es que todo el mundo va a buscar su propio interés. Lo que tiene que buscar la economía es precisamente moderarlo, ordenarlo. Prefiero -más que las definiciones de economía relacionadas con el interés e implícitas en tus preguntas- una muy posterior: el economista busca cómo se hace la asignación de recursos escasos para usos alternativos, lo que se trata es de elegir la mejor opción. Y cuando se trata de elegir, para mí el asunto de la pobreza es fundamental; creo que el que defiende el interés propio es normalmente el que tiene más poder. Y yo prefiero utilizar todo el conocimiento y toda la fuerza política para proteger a quien no puede defender su interés propio precisamente porque no tiene poder ni fuerza política.

Carmen: Me interesaría contextualizar, antes del asunto del interés propio, la economía como un sistema que se establece desde una división sexual del trabajo, construida desde la lógica de un sistema de producción patriarcal, que se basa en la aportación de las mujeres a la economía invisible, o lo que es lo mismo, que gran parte del trabajo que realizan las mujeres no forma parte históricamente de lo que está cuantificado, de lo que está visibilizado. Estoy por el interés social y el bienestar colectivo, pero siempre desde mi lógica, que es la lógica feminista y por tanto, una lógica de equidad.

Gregorio: Podemos dejar que el interés propio tenga su campo, pero debe estar supeditado a lo que son relaciones de justicia dentro de la sociedad. Así que podríamos discutir el problema del interés propio con respecto a la justicia desde la misma fundación de la ciencia económica.

Berta: Pero hay varios conceptos de justicia. Rawls hace una hipótesis imposible de aplicar: si todo el mundo antes de nacer pudiera decidir el tipo de sociedad que quiere para todos, la mayoría querría una sociedad en la que se nos garantizara la igualdad de oportunidades para todos: listos, tontos, ricos o pobres. Eso tiene una traslación económica: la idea es que, partiendo de la igualdad de oportunidades, cada cual, con su autonomía y esfuerzo personal, decida su desarrollo. Este concepto de justicia deja claro algo que para mí es fundamental: la diferencia entre igualdad de oportunidades e igualdad de resultados. Me declaro ferviente enemiga de la igualdad de resultados.
Miguel Ángel: Respecto a lo del interés propio, lo cierto es que entronca con otro asunto importante: ¿Por qué la economía ha tenido tanto éxito como ciencia social? ¿Es posible que a partir de lo que algunos consideran una ‘simplificación’ –el interés propio como motor del cambio económico- haya sido más sencillo construir una ciencia formal y matematizada, que como tal intimida y gana influencia, ‘cogiendo prestado’ de las ciencias naturales el prestigio lógico y empírico?

Berta: Me pregunto si es cierto que la economía ha triunfado tanto. En mi opinión, ha triunfado una pseudo-economía predictiva que no es científica. La función del economista es comprender lo que está pasando, lo que ha pasado y, si es un buen economista, tal vez pueda aplicar algún tipo de teoría para intentar comprender lo que podría pasar; pero esto último no es el objetivo fundamental. La pseudo-economía se dedica a decir lo que deberían hacer los políticos que, en general, no tienen mucha idea de economía y se piensan que la economía es magia: aplico una medida y vamos a sacar resultados como si fuera a sacar un conejo de un sombrero.
Ismael: A veces se acusa a la economía de estar demasiado pegada a las formalizaciones, de no atenerse a la realidad. Lo cierto es que la economía elabora modelos que son simplificaciones de la realidad. ¿Dónde está el problema de esos modelos? Pues el más grave es que los más poderosos (económica y culturalmente) intentan que nos comportemos como el modelo que ellos han diseñado. Ese ha sido, por ejemplo, el problema tradicional de la política del FMI, que se ha basado en los criterios que dicta un modelo particular a todos los países en desarrollo, sin distinción, sin estudiar en profundidad cada caso. Incluso el FMI dice ahora que aquellas políticas basadas en modelos tan rígidos eran una barbaridad.
Berta: El objetivo de la economía como ciencia social tiene que ser comprender la realidad, no marcar reglas. Tiene que explicar los fenómenos del ser, no del deber ser. La ética es deber ser. Economía, sociología, etcétera, son ser. Por supuesto, eso no quiere decir que nosotros, en nuestras propuestas personales, lo intentemos mezclar.
Gregorio: A mí sí me interesa -como economista y como persona- lo que enseña la economía para transformar la sociedad. Si nosotros nos fijamos simplemente en el precio del trigo, la cantidad, el equilibrio, la oferta, la demanda, estamos fijándonos simplemente en lo que está en la superficie. Lo importante es la regulación que hay detrás, quién la hace, a quién beneficia. Hace dos años los precios de los alimentos experimentaron unos vaivenes tremendos, y todo el mundo proponía explicaciones: esto son los biocombustibles, esto es que los chinos ahora comen más... Pues no había nada de eso, era el efecto de una especulación pura y dura, derivada de que la regulación existente en el mercado hacía posible la especulación con los alimentos.