lunes, 22 de septiembre de 2014

GANEMOS CASTILLA-LA MANCHA, ¡YA!

En septiembre de 2010 Oliver Stone estrenaba la película “Wall Street: el dinero nunca duerme”. Justo dos años después de la quiebra del banco de inversión (mejor decir “especulación”) Lehman Brothers, el subtítulo no podía ser más revelador. El gran capital y toda la oligarquía financiera, multinacional y política en que se organiza, no paran ni de día ni de noche para evitar que la crisis les lleve a perder los privilegios de que disfrutan a costa del sufrimiento de la gran mayoría de la población.
 
Haciendo nuestro aquel lema de las acampadas del 15M “Yo no soy antisistema, el sistema es anti-yo”, toca movilizarnos en todos los ámbitos ciudadanos (políticos, asociativos, electorales) para evitar que el deterioro y la precariedad que todo lo inundan vayan a más y se consoliden como un estado “normal” de nuestra sociedad.
 
Sin perjuicio de que existen multitud de iniciativas comunitarias basadas en la autogestión, que ya están en marcha para construir ámbitos de convivencia más justos y amables a pequeña y mediana escala (y que merecen todo nuestro apoyo y reconocimiento), no podemos olvidar que hay un marco institucional donde se toman decisiones absolutamente relevantes para la vida de la gente. Son nuestros ayuntamientos, comunidades autónomas y gobierno central, que en la actualidad están mayoritariamente en manos de gobiernos del PP, desarrollando políticas de neoliberalismo extremo contra las personas, con el apoyo explícito de la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional).
 
Afortunadamente, la ciudadanía ya ha comenzado a organizarse de cara a ese horizonte electoral que, salvo adelantos, supondrá que entre mayo y noviembre de 2015 se desarrollen elecciones municipales, autonómicas y generales. La fórmula Ganemos (Guanyem en Cataluña) está corriendo como la pólvora por las principales ciudades y municipios de España, impulsando procesos de construcción colectiva abiertos a toda la gente, absoluta y profundamente democráticos. En las cinco capitales de provincia de Castilla-La Mancha, así como en otros municipios más o menos grandes, ya se han constituido las correspondientes Asambleas Ganemos, y están trabajando en la definición de sus respectivos manifiestos políticos y organizativos de cara a las elecciones municipales.
 
En dichas Asambleas las personas participan a título individual, lo que no es incompatible con que algunas de ellas sean además militantes más o menos activos del tejido social y político. Y es que, en esta fórmula de confluencia político-electoral, habrá que establecer las condiciones de adhesión y participación de determinados partidos políticos, colectivos sociales y sindicatos, sensibles y comprometidos con la justicia social, PARA QUE NO FALTE NINGUNO. De lo individual a lo colectivo, pero sin abandonar nunca la base, participando todos/as en todo, al estilo de los concejos abiertos de nuestra mejor tradición municipalista asamblearia.
 
No podemos delegar (votar) y despreocuparnos de los asuntos públicos en la creencia de que nuestros representantes se encargarán de ellos. Eso forma parte de un pasado que nos ha llevado a un presente de democracia secuestrada y corrupta. El futuro se llama democracia participativa DIRECTA en todos los ámbitos ciudadanos, y o luchamos por ella, o nadie nos la servirá en bandeja. Lo que está por venir no tiene nada que ver con acuerdos a escondidas, ni con cuotas de poder, ni con dictados desde “arriba”. Es algo nuevo, que ha de llenar de ilusión y de democracia de alta intensidad todos los ámbitos de la vida comunitaria, y ahí, el papel de partidos y colectivos sociales es de generosidad: acompañar y facilitar, sin acaparar ni dirigir.
 
Entre todos/as, convoquemos YA la Asamblea Constitutiva de GANEMOS CASTILLA-LA MANCHA. En el actual marco institucional, las competencias que mayor trascendencia tienen sobre la vida de las personas (sanidad, educación, servicios sociales, empleo, agricultura, ganadería, industria, cultura, etc.) residen en la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Por ello, alcanzar una mayoría de ciudadanos/as y de fuerzas político-sociales movilizados/as por una Castilla-La Mancha más justa es tarea tan urgente como la que toca afrontar en los Ayuntamientos de nuestros pueblos y ciudades. Para que las administraciones local y autonómica se relacionen en un plano de igualdad y de colaboración, no de sumisión y dependencia, como ha ocurrido en los últimos 31 años, donde la Junta ha mandado y pagado (tarde, siempre), y los Ayuntamientos han obedecido y prestado servicios impropios como buenamente han podido. Al más puro estilo caciquil-clientelista, de servidumbre, que no de mujeres y hombres libres.
 
Infames reformas electorales de última hora pretenden dificultar la emancipación de la ciudadanía, y justo van a conseguir el objetivo contrario: unir a personas y colectivos por la dignidad, contra la estafa, la barbarie y la mentira. Utilizando el símil campesino propio de nuestra tierra, una vez cosechada la mies, la uva, la almendra,…el otoño es tiempo de preparar la tierra que va a acoger nuevas semillas, de podar las plantas en las que van a brotar nuevos sarmientos y ramas. Luego, el agua y el sol harán brotar el milagro de la vida, primavera tras primavera. Traducido a la confluencia político-ciudadana municipal y autonómica, un pequeño detalle a matizar: NO CABE ESPERAR MILAGROS. Cuando nos juntemos tenemos que ir vacunados/as contra flagelaciones públicas, malos rollos, afanes de protagonismo y tontunas varias. En nuestro horizonte de utopía realizable un solo objetivo: “Las personas primero...SIEMPRE”.

martes, 9 de septiembre de 2014

EL PRECIO DE LA UVA Y LA DIGNIDAD DE LAS GENTES DEL CAMPO

La semana pasada en Villarrobledo, convocados por las organizaciones agrarias, los/as viticultores/as llevaron a cabo una jornada de protesta ante los bajos precios fijados para la uva por parte de las principales bodegas de la región. Unos precios que no permiten cubrir los costes de producción, y que de continuar en esos niveles condenarían a desaparecer a buena parte de los/as viticultores/as de Castilla-La Mancha.
 
Las políticas de apoyo a la agricultura han existido desde siempre. Los gobiernos de diferentes ideologías las han aplicado para garantizar alimentos suficientes a un precio razonable. Por el carácter básico de la necesidad de alimentación, el conjunto de la ciudadanía ha visto con buenos ojos que dinero público se destine a proporcionar unas rentas mínimas a las gentes del campo y de paso fijar a la población en el medio rural. Los mercados de alimentos han estado tradicionalmente muy regulados por los gobiernos, y a través del mecanismo de los precios garantizados han incentivado cultivos deficitarios y penalizado cultivos excedentarios.
 
Pero todo este entramado de políticas públicas que reconocían el trabajo de las mujeres y hombres del campo, se viene abajo cuando comienza la expansión de la era de la globalización en las últimas dos décadas. Desde incluso antes hasta ahora, el gran capital (las grandes compañías del agronegocio) se han encargado de propagar a los cuatro vientos el mito de que la “liberalización comercial” es la política más conveniente para la buena marcha de todos los sectores productivos, incluida la agricultura y la ganadería. Así, a la par que se reducía la presencia del Estado en la regulación de los mercados agrarios, aumentaba el poder de las grandes corporaciones, que han manejado los alimentos del mundo como una mercancía cualquiera, especulando sin ningún criterio de justicia social, buscando sólo maximizar sus beneficios monetarios a corto plazo, aunque ello sea a costa del hambre de la gente en países empobrecidos o de la expulsión de población de nuestro mundo rural. La agricultura/ganadería tradicional familiar, respetuosa con el medio ambiente y garante de la soberanía alimentaria de los pueblos, ha sido marginada y desprestigiada.
 
Aunque el mantenimiento de la población rural es un argumento recurrente al justificar la necesidad de una política agraria pública, la  realidad camina en el sentido contrario. El envejecimiento y el abandono de nuestros pequeños pueblos y aldeas sigue una tendencia regresiva continuada. Es decir, la política agraria y el resto de políticas de desarrollo rural se están manifestando como un rotundo fracaso. Bueno, salvo para el Consejero de Educación de Castilla-La Mancha quien considera un paso en la buena dirección el cierre de colegios públicos en pequeños pueblos de esta región.
 
En los últimos dos lustros, aunque en Castilla-La Mancha se ha reducido la superficie de viñedo desde las 565.000 hasta las 465.000 hectáreas (gracias a subvenciones al arranque de viñas), a la par se ha producido un aumento considerable de la superficie de viña en regadío y de la cultivada en espaldera (gracias igualmente a subvenciones a la plantación de viñas), por lo que en conjunto, se ha producido un aumento de su capacidad productiva. Como el consumo interno de vino sigue una tendencia decreciente imparable, la evolución de los mercados exteriores junto con las variaciones en la cosecha de uva van a ser fundamentales para explicar el precio del vino y de la uva, de manera que ante situaciones de caída en la demanda por parte de los principales países importadores o de grandes cosechas, los precios van a tender a la baja. Los grandes grupos exportadores privados del vino español, debido a su gran dimensión y poder de mercado, para mantener sus beneficios intactos trasladan a los pequeños productores el coste del ajuste vía menor remuneración de la uva. Eso es la globalización: los grandes siempre cargan los costes a los pequeños.
 
Ante situaciones de exceso de oferta de vino como la que tenemos en la actualidad, la lógica del libre mercado y la globalización señala que el ajuste se debe producir vía caída de los precios, asestando así un golpe mortal a los productores de uva, especialmente a los más pequeños, que tienen más complicado mecanizar sus explotaciones para hacerlas más competitivas. Y es que, la política agraria no está pensada para pequeños y medianos productores. Las subvenciones de ésta son acaparadas por las grandes fincas, propiedad de rentistas que en la mayor parte de los casos tiene fijada su residencia en las grandes ciudades. Por su parte, los hombre y mujeres que pisan gasones y se suben al tractor día tras día, tienen una lucha permanente con papeles y más papeles, para más gloria de multinacionales de fertilizantes, pesticidas y semillas.
 
La agricultura es una actividad mucho más compleja que plantar aquello que se subvenciona. Al desarrollarse en el seno de la Naturaleza y de nuestros pequeños pueblos, hay que tener muy presente los impactos ambientales y sociales de ésta. Los gobiernos deben evitar políticas de bandazos e incongruencias financiadas con dinero público. Las políticas de aumento de la producción de uva seguidas en Castilla-La Mancha en las últimas décadas, sin discriminar entre agricultores/as profesionales y empresas con fines especulativos, están dando ahora unos frutos de sobreproducción y expulsión de pequeños y medianos viticultores/as. La mejor solución según la Presidenta de Castilla-La Mancha en el pasado Debate sobre el Estado de la Región es la destilación obligatoria sin ayudas y el consiguiente hundimiento de unos precios de la uva ya exiguos. Este es el mercado que quiere el PP, dominado por sus amiguetes de grandes corporaciones, pisoteados los/as pequeños/as agricultores/as. Una vez más, caciques y jornaleros/as.

jueves, 4 de septiembre de 2014

POR UNA CASTILLA-LA MANCHA LIBRE DE CORTIJOS Y CACIQUES

 
Acaba de celebrarse en Castilla-La Mancha el Debate sobre el Estado de la Región. Ha sido el momento aprovechado por el PP para continuar su campaña de propaganda: sus mentiras y la realidad que vive la ciudadanía no se parecen lo más mínimo.
 
Al PP nacional y regional le sobran los representantes del pueblo…y hasta el propio pueblo. Como típicos caciques se encargan de tejer redes clientelares por doquier, fomentando negocios privados cada vez que toman medidas referentes a lo público.
 
Y es que, allí donde falla la presencia de ciudadanos/as (he dicho ciudadanos/as, no sus representantes) en órganos de control de las políticas públicas, se produce un caldo de cultivo propicio para la corrupción. No quieren menos diputados/as en las Cortes de Castilla-La Mancha con la justificación de un raquítico ahorro presupuestario, LO QUE REALMENTE PERSIGUEN es alejar el control y la participación ciudadana de las tareas legislativas y ejecutivas. Para ello no dudan en pisotear el artículo 23 de la Constitución y el artículo 4 del Estatuto de Autonomía, que promueven la participación ciudadana en los asuntos públicos, si bien para otras cosas se les llena la boca del cumplimiento de la Ley.
 
La Presidenta de Castilla-La Mancha ha anunciado la rebaja de un punto para todos los contribuyentes en el primer tramo autonómico del IRPF (hasta 17.700 euros/año) en 2014. Dicha medida, al igual que la reciente reforma fiscal del Gobierno de España, afecta a todos/as los ciudadanos/as por igual, sin distinguir su capacidad económica, a la vez que no beneficiará a las familias que no presentan declaración del IRPF por tener unas rentas del trabajo inferiores al mínimo exento de 22.000 euros/año, es decir, no beneficiará a las familias de menor renta (pensionistas, desempleados/as, trabajadores/as precarios/as). Por ello, es regresiva, es decir, contribuye a aumentar desigualdades, a la vez que en un momento donde existen tantas necesidades básicas sin cubrir, los 50 millones de euros de pérdida de recaudación que ello va a suponer va a imposibilitar reforzar políticas públicas de solidaridad (educación, sanidad, servicios sociales) que en estos últimos años han quedado maltrechas y desarboladas. Una política impositiva progresiva, que luche contra el fraude de las grandes fortunas y los paraísos fiscales, y que garantice unos ingresos públicos suficientes, es un elemento fundamental de redistribución y de cohesión social a través de políticas públicas, sin embargo, el PP se empeña en vendernos lo contrario (ver mi entrada sobre la reciente reforma fiscal), contribuyendo a aumentar la brecha de la desigualdad.
 
Igualmente, la Presidenta ha anunciado que antes de final de año se aprobará la Ley de Transparencia de Castilla-La Mancha. Todo un alarde de hipocresía de la Secretaria General y Presidenta de un partido político que está siendo investigado por la justicia debido a claros indicios de financiación ilegal y de cobro de sobresueldos de sus dirigentes. La verdadera transparencia va más allá de mostrar la renta y el patrimonio “visible” de los representantes públicos. Afecta también a la manera en que se forjan las decisiones públicas, que necesariamente han de contar siempre con la voz y el consentimiento de los/as ciudadanos/as más afectados/as. Y de esto último, cero patatero para el actual gobierno de Castilla-La Mancha. Dos ejemplos. Por un lado, el Cementerio Nuclear que pretende instalarse en Villar de Cañas supone el desprecio a toda una comarca y el urdimiento de una red de negocios privados que ligan a los grandes capitales especulativos con personas vinculadas al PP de Castilla-La Mancha (ver más aquí). Por otro lado, el apoyo expreso del PP de Castilla-La Mancha al desarrollo de la técnica de la fractura hidráulica (fracking) en comarcas como el Campo de Montiel, La Mancha, Campos de Hellín, es otro ejemplo más de cómo el PP trata a esta tierra: no como el hogar donde se vive, que se cuida y se respeta, sino como su cortijo, donde el/la señorito/a hace negocios comprando y vendiendo a costa de la salud de las personas y envenenando las entrañas de la Madre-Tierra.
 
«En mi hambre mando yo» cuenta Salvador de Madariaga que le contestó un jornalero a un cacique andaluz en tiempos de la II República, desdeñando el dinero que le ofrecía por su voto. Trasladada a nuestro tiempo podría traducirse como “Nuestra tierra no se vende, nuestra gente la defiende”. Es muy sencillo, no cabe esperar que nadie venga a gobernarnos con criterios de interés general. Tenemos que implicarnos todos/as sin excusas en los asuntos comunitarios que nos afectan, cambiando el entramado institucional que lo rige, para que el poder “resida realmente y permanezca en el pueblo”, para que nadie decida por nosotros/as sin pensar en nosotros/as. Claro que esto es un desafío, una quimera, un programa político utópico, pero la encrucijada en que se encuentra esta región y este país no se resuelve sólo con votar cada cuatro años, hay que pensar y hacer día tras día, y no temer a tomar caminos desconocidos, pues el futuro, necesariamente, debe romper con pasados de servidumbre.

lunes, 1 de septiembre de 2014

FRENTE AL PUCHERAZO, SARTENAZO DE CONFLUENCIA CIUDADANA


 
Los cambios políticos en nuestras sociedades pueden producirse por la vía electoral o a través de revoluciones. Generalmente los primeros tienen lugar dentro de un clima de relativa estabilidad social, mientras que los segundos suelen implicar rupturas en el orden establecido. Pero también existe la posibilidad de mestizaje entre ambas opciones: una revolución por la vía electoral.
 
Hoy existe una perentoria necesidad de abordar profundos cambios (rupturas) en lo que toca a los modos de organización política, social, económica y ecológica de nuestro mundo. En lo político para que el poder real retorne a la ciudadanía, en lo social para frenar e invertir desigualdades aberrantes, en lo económico para situar a las personas y a sus necesidades básicas en el centro y en lo ecológico para respetar la Madre-Tierra como origen y sustento de todas las formas de vida. Pero claro, quienes actualmente controlan y se benefician del actual “desorden”, no tienen ningún interés en que el poder retorne al pueblo y están haciendo todo lo posible para evitarlo.
 
Por eso, no debemos asustarnos cuando hablemos de revolución o rupturas siempre que sean pensadas y definidas desde abajo. Por el contrario, y a los hechos nos remitimos, términos como reformas o reestructuraciones en boca de gobiernos lacayos del gran capital, si que han producido y siguen produciendo mucho dolor y desazón a buena parte de la población. Más políticas de este cariz productivista, individualista y desintegrador sí sería para asustarnos
 
Hace unos meses el Gobierno de Castilla-La Mancha, que sólo ha sido votado por el 36% del censo electoral, reformó unilateralmente la ley electoral de esta región para facilitar su reelección en los próximos comicios. Hoy mismo, el Presidente del Gobierno de España ha anunciado una reforma de la ley electoral en lo que se refiere a la manera de elegir alcaldes/as, claro, para que los candidatos/as del PP lo tengan más fácil. Esta gente que gobierna para los poderes económicos y financieros no tiene otra intención con estos cambios más que seguir robando a manos llenas, sumiendo a la gente en la peor de las pobrezas: la ausencia de esperanza.
 
ES EL MOMENTO. A estas agresiones, en defensa propia, la ciudadanía decente debe responder con un sartenazo de confluencia política, que desbarate estas intenciones despreciables y siembre de esperanzas las ansias de la gente en su lucha por un mundo más justo.
 
En los procesos electorales que van a comenzar a gestarse en municipios, comunidades autónomas y Estado central, deben definirse (ya está ocurriendo) fórmulas de confluencia política absolutamente horizontales, que partan de la gente y queden ancladas siempre a sus necesidades, inquietudes e intereses. Y luego, si determinados partidos políticos o movimientos sociales afines desean participar de estos procesos de confluencia, sin pretensiones de protagonismo ni manipulación, mejor que mejor.
 
Confluencia política ciudadana para alcanzar el poder mediante el proceso electoral, con un programa elaborado desde las bases, absolutamente claro y transparente, que establezca desde el principio el alcance del nuevo orden político al que vamos a dedicar nuestras energías. Nuevo orden que por fuerza ha de ser revolucionario, al nivel de la gravedad de los problemas a los que nos enfrentamos como pueblo y como humanidad.
 
Al PP y a sus representados (las multinacionales, los bancos, las grandes fortunas, el hampa de la corrupción, el FMI, el BCE y la Comisión Europea) les va a salir el tiro por la culata. Las ansias de atarlo todo incluso a través del juego sucio electoral va a suponer una reacción del pueblo llano sin precedentes, de esas que tienen lugar en los momentos más difíciles, como el que ahora justamente nos toca vivir. Julio Anguita lo dijo bien claro el otro día: “Ahora. Sin pretextos”.
 
No trabajar hoy en pos del éxito del proceso de confluencia ciudadana es un lujo que no podemos permitirnos. La vida de las gentes normales y corrientes no se basa en lujos, sino en formas austeras y colectivas de resolver sus necesidades, para que nadie quede desprotegido. Lo público, lo comunitario y la redistribución son garantía de dignidad. Lo privado, el individualismo y la acumulación siembran el mundo de injusticias. El reto político que afrontamos no será nada fácil, incluso pudiera fracasar. Pero lo peor, con diferencia, sería no afrontarlo. Creo que mucha gente de bien, o votará CONFLUENCIA, o no votará.