sábado, 22 de diciembre de 2007

CUANDO LAS COMPRAS ALIMENTAN EL DESPILFARRO Y LA INJUSTICIA

CUANDO LAS COMPRAS ALIMENTAN EL DESPILFARRO Y LA INJUSTICIA
Las necesidades humanas básicas (alimentación, vestido, vivienda, salud, educación y cariño) podemos satisfacerlas de manera minimalista y moderada o, por el contrario, mediante un consumo creciente y desbocado de bienes y servicios cuya utilidad real termina en el mismo acto de la compra. Es decir, no satisfacen ninguna necesidad básica adicional a las que ya teníamos cubiertas, sirviendo sólo para calmar una necesidad artificialmente creada para favorecer intereses privados de lucro económico y/o de ostentación.
La noticia cuyo enlace aparece más abajo tiene tras de sí consumo masivo de artefactos despilfarradores de recursos naturales y potenciadores de fracturas y explotación social. Productos que sólo pueden ser objeto de consumo masivo en las sociedades opulentas en tanto en cuanto pueden llegar a nosotros a precios muy bajos, arrastrando tras de sí un rosario de costes externos reales (inhumanas condiciones de trabajo, daños ambientales) que no se reflejan en su precio de mercado.
Un mercado que, a falta de una eficaz regulación pública, sirve para aumentar injusticias sociales en un mundo polarizado: por un lado empresas y consumidores de los países enriquecidos, por otro, mano de obra esclavizada de países empobrecidos.

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/vez/Wen/hace/juguete/elpepusoc/20071216elpepisoc_7/Tes

martes, 2 de octubre de 2007

SOBRE LO QUE REALMENTE IMPORTA EN POLÍTICA

SOBRE LO QUE REALMENTE IMPORTA EN POLÍTICA
“Cada loco con su tema, contra gustos no hay disputa”. Este es el comienzo de una canción del poeta Joan Manuel Serrat. Si nos tomamos a pecho lo dicho, derivamos hacia el relativismo, esa forma de ser y estar que tanto agobia a ciertas jerarquías religiosas, pero que es fundamental para dos tareas. La importante: garantizar la libertad y pluralidad del pensamiento y la acción de las personas. La banal: polemizar y perder el tiempo con asuntos que en nada contribuyen a mejorar la vida de la mayoría de la gente.
Tratando sobre esto último voy a poner algunos ejemplos de lo que a mi entender son temas y argumentos que en política sirven más para distraernos que para avanzar en libertades y ciudadanía. Siguiendo con nuestro autor, pasaríamos a la etapa de “Pero puestos a escoger”, es decir, a tomar partido.
Desde hace unos días toda España (perdón a algunos por la expresión) está gastando energías y enzarzándose respecto a:
- La quema de ciertos papeles que tienen impresa la cara de una persona.
- Cuál debe ser la nacionalidad de los que viven en cierto territorio.
- El color y la variedad de los trapos que deben colgar de los balcones de los Ayuntamientos.
- Lo conveniente de que ciertas personas vuelvan a la política activa.
Todos ellos, por descontado, TEMAS DEL MÁXIMO INTERÉS PARA QUIENES NO TIENEN LA MÁS MÍNIMA INQUIETUD POR TRATAR OTROS ASUNTOS AFINES A LOS ANTERIORES PERO DE MUCHA MÁS TRASCENDENCIA HUMANA:
- El papel de los Jefes de Estado y/o Gobierno, Parlamentos y ciudadanos/as ante la actual globalización planetaria, que empobrece y atenta brutalmente contra los derechos humanos. Más que de símbolos patrios, hablemos y preocupémonos por quienes no tienen un lugar bajo el cielo donde vivir en paz, para que toda aquella gente que cruza mares y océanos sustituya las pesadillas de dolor por sueños de esperanza.
- La extensión de la lucha cívica (pacífica por definición) para que todos los/as ciudadanos/as de cualquier territorio y nacionalidad se equiparen en derechos y oportunidades a los más afortunados.
- La situación de dependencia y subordinación en que se encuentran las Corporaciones Locales ante las Comunidades Autónomas recién llegadas.
- La instrumentación de fórmulas que ayuden a construir una verdadera democracia participativa de alta intensidad, que supere y arrincone liderazgos personales en política, que derivan en cultos y pleitesías propios de épocas feudales. Al estilo del subcomandante Marcos, con la cara cubierta, para no despistar la atención de lo realmente importante: el pueblo que siempre debe estar delante.
Quien quiera disfrutar más aún las palabras con alma de “Cada loco con su tema”, que enlace con la siguiente dirección
http://www.geocities.com/Paris/Cafe/6764/serrat.html#cada, y sueñe con un mundo hermoso gracias a esas pequeñas-grandes cosas que nadie nos puede quitar.

martes, 18 de septiembre de 2007

LA MODA DE LOS BIOCOMBUSTIBLES


LA MODA DE LOS BIOCOMBUSTIBLES. SEGUIMOS DESENFOCANDO EL VERDADERO PROBLEMA DE ASIGNACIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES

Cuando uno estudiaba primer curso en la Facultad hace 21 años, para definir la Economía, el manual de Samuelson y Nordhaus utilizaba términos como recursos escasos, usos alternativos, producción, distribución y consumo.
Estas fases del proceso económico nos señalan diferentes momentos en que debemos establecer mecanismos para la toma de decisiones que en última instancia deberían llevarnos a mejorar la calidad de vida.
Nuestras sociedades se caracterizan por una amplia regulación pública de la actividad privada de sus miembros, si bien, en lo que toca a la gestión de los recursos naturales energéticos, nos encontramos con que dicha regulación es favorecedora de una doble degradación: la ambiental y la social.
Al hilo del problema del cambio climático, en los últimos tiempos asistimos a propuestas de solución que centran la atención en la utilización de productos agrícolas (maíz, colza, soja, caña de azúcar, cebada) para la producción de los llamados biocombustibles (polémica aparte sobre la denominación correcta de los mismos).
El razonamiento para apoyar este cambio es sencillo. La causa del problema del calentamiento global es el uso masivo del petróleo y el carbón para el transporte de personas y mercancías, la generación de electricidad y otras actividades. La solución que se propone adoptar pasa por cambiar el combustible que alimenta estos procesos. La solución olvidada: incentivar u obligar a modificar las pautas de comportamiento agresivas que están detrás del problema, tanto en lo que se refiere a la movilidad como a otros aspectos de nuestro estilo de vida, de manera que se pudieran reducir sus requerimientos energéticos tanto en términos globales como individuales.
Evidentemente, podemos consolarnos junto con Allan Greenspan (ex-presidente de la Reserva Federal de USA) de que esto de los biocombustibles siempre será mejor que invadir y destruir un país como Irak para asegurarnos su petróleo. Más debemos pensar si la crisis ambiental y el deterioro social de nuestro planeta van a mejorar en algo con esta nueva apuesta.
Respecto al efecto invernadero, se está hablando que la producción de nuevos combustibles tiene un más que dudoso balance energético positivo en algunos casos. Es decir, puede ocurrir que producir una unidad energética de biocombustible suponga un consumo de una cantidad mayor de energía (fósil fundamentalmente) en el todo el proceso productivo. Así, poco o nada conseguimos.
Respecto a la parte social, se van a incrementar los precios de estos productos alimenticios ante la presencia de una nueva demanda adicional, solvente y potente en su poder adquisitivo, reasignando estos productos agrícolas desde el alimento de las personas y el ganado a la alimentación de los motores de explosión de automóviles y camiones. Las alzas que ya están experimentando los precios de alimentos básicos como la leche y el pan van a ser mucho más duras de soportar por quienes no tienen casi nada.
José Luis Sampedro, en un libro-cómic titulado El mercado y nosotros (Penthalon Ediciones), en la ilustración que aparece arriba, explica con absoluta lucidez la tragedia que se esconde detrás de nuestras pautas de consumo energético y de alimentos. Como el mercado, a diferencia de los humanos, nunca se equivoca (es decir, no es nada humano), lo mejor será prescindir de él a la hora de intentar alcanzar objetivos especialmente sensibles como los que nos ocupan, y dejar su lógica arrolladora para otros experimentos. Propongo disolver la Organización Mundial del Comercio y en su lugar sustituirla por millones de Organizaciones Territoriales Autárquicas en lo que toca a la soberanía alimentaria y de otros bienes básicos, con un objetivo único antiliberalizador: el respeto al medio ambiente y los derechos humanos.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

EN LA ERA DE LA GLOBALIZACIÓN ECONÓMICO-FINANCIERA, ¿MERECE LA PENA SEGUIR MILITANDO ACTIVAMENTE EN UN PARTIDO POLÍTICO?

Nos encontramos ante un orden mundial que llamamos globalizado y que tenemos que describir con calificativos como injusto, polarizado en lo social, insensible al sufrimiento humano, egocéntrico, bélico y destructivo.
Llevo 12 años simpatizando con el PSOE y 8 años afiliado al mismo, participando de sus inquietudes y movilizaciones con el fin de mejorar nuestra sociedad.
Muchas personas reflexionamos día a día sobre cuál es la plataforma comunitaria, asociación o colectivo más adecuado para dedicar nuestro esfuerzo en pos de llevar a cabo iniciativas que hagan de nuestro entorno local y global un lugar más agradable para la vida.
Y aunque sabemos que la tarea es ardua y que las cosas no cambian de la noche a la mañana, tampoco estamos dispuestos a perder energías en experiencias de participación ciudadana que en nada transforman nuestro mundo, es más, que incluso a veces ayudan a mantener y consolidar el statu quo existente.
Cada vez más se extiende el sentir de que organizaciones sociales históricas como partidos políticos y sindicatos, que en los últimos dos siglos han sido claves para la consecución de derechos sociales, económicos y políticos para todos, en los últimos tiempos se están convirtiendo en instrumentos al servicio de los verdaderos poderes fácticos (el gran capital transnacional que devora el mundo). La apatía de la gente por los acontecimientos políticos y comunitarios, así como la baja participación ciudadana en las elecciones se interpretan en esta clave.
Así, ante ello, caben dos posturas:
1) Seguir militando activamente en los partidos políticos pero incentivando, desde dentro y desde la base, cambios en su funcionamiento, que los hagan más democráticos internamente, preocupados de verdad por los grandes problemas de la humanidad (la pobreza, el deterioro ambiental, las guerras). Es decir, seguir en los partidos pero para impulsar alternativas radicales que puedan llegar a convertirse en mayoritarias en el seno de los mismos.
2) Salir de los partidos políticos (o seguir en ellos vegetando) porque entendamos que lo expuesto en el punto anterior es una quimera absoluta (ni siquiera una utopía), de ahí que lleguemos al convencimiento de que el otro mundo posible que queremos hay que construirlo desde otras plataformas de participación ciudadana distintas a los partidos.

Uno, que en los últimos tiempos ha meditado bastante sobre estas dos posibilidades, tiene argumentos para apoyar cualquiera de ellas. A continuación los voy a exponer brevemente.

HAY QUE SEGUIR
- A pesar de todo, podemos consolarnos con la creencia de que militando en partidos políticos hacemos lo correcto, tanto por la afinidad que podemos tener con sus principios ideológicos como por el conjunto humano que conforman sus hombres y mujeres.
- Porque debemos luchar por conseguir partidos políticos frescos, que nos sorprendan, que nos cuestionen, que nos provoquen…tanto para desenmascarar la sumisión de nosotros mismos como la de los demás. Que favorezcan la participación desde la libertad, que sacudan las conciencias, y no premien la obediencia ciega ni el mirar hacia otro lado. La provocación leal y sincera no debe ser molesta para nadie, y menos para dirigentes políticos de izquierdas. Los partidos no deberían trabajar para domesticar a sus militantes, simpatizantes y resto de la sociedad, sino para darles alas y todo el protagonismo que merecen, y que desgraciadamente ahora no tienen.
- Porque debemos luchar por tener partidos radiantes, que más que enseñarnos, nos muestren una forma de ser y actuar, que nos inspiren y nos sugieran para transformar las estructuras de nuestra sociedad.
- Porque salir se me antoja cobarde. No es vano el esfuerzo que hacemos de trasladar nuestros puntos de vista a nuestro partido y de proponer alternativas de personas y de mecanismos de funcionamiento. De lo contrario, quienes ahora tienen el control orgánico del partido podrían creer que están haciendo las cosas correctamente por el mero hecho de que nadie internamente les critica nada: “El que calla otorga, o no tiene nada que ofrecer”.
- En todo caso, seguir requiere organizarse en torno a alternativas para próximos procesos congresuales, aunque ello pusiera nerviosos a quienes dentro del organigrama del partido defienden y se benefician de la actual forma de hacer las cosas, acostumbrados en las elecciones orgánicas a candidaturas únicas que son apoyadas por más del 95% de los votos.
- Porque hay que luchar por la utilización del sistema de listas abiertas para elecciones orgánicas y políticas. El sistema de votación y elaboración de listas que utiliza una formación política no es un fin en sí mismo, sino un instrumento que le debe ayudar a hacer más creíble su discurso hacia la sociedad y a reforzar su estructura interna. Así, si un partido es firme defensor de los valores democráticos e igualitarios, debería apostar por las listas abiertas que permiten una mayor representatividad de las candidaturas elegidas al evitar las listas monocolor y fortalecer aspectos fundamentales de una organización política como son el debate interno y la negociación entre iguales. Hay que pasar de la obediencia ciega a los líderes del partido (que con frecuencia llega a convertirse en culto a la persona), a la lealtad absoluta a los principios del partido y a sus dirigentes, pero antes que a ellos, a sus bases.

HAY QUE SALIR
- Porque existe un férreo control interno en los partidos, a todos los niveles, que ahoga cualquier intento de cambio desde dentro, primando la autocomplacencia y los intereses personales. Hay dos principios de funcionamiento de los partidos que en mi opinión están detrás de su pobre espíritu crítico y abierto a la participación, que a su vez, hace que se alejen de sus bases y de la sociedad en la que están inmersos:
a) La utilización del sistema de listas cerradas para designar cargos orgánicos y políticos.
b) El nulo trabajo (absolutamente nulo) que hacen los partidos en lo que respecta a difundir en cercanía, en las agrupaciones y asociaciones de nuestros pueblos, las políticas que se están definiendo y poniendo en práctica en este país, provincia y región, así como para conocer de primera mano las preocupaciones de la gente.
- Porque cada vez más los partidos se apoyan descaradamente y/o son rehenes de los poderes fácticos (económicos, medios de comunicación), que a diferencia de los militantes y simpatizantes, exigen a cambio favores en forma de políticas públicas que les beneficien por acción u omisión.
- Porque en definitiva, en nuestro mundo ya no gobiernan los políticos y los partidos que los apoyan, sino los poderes económicos transnacionales. De ahí que seguir militando en partidos para intentar afectar el orden establecido en los niveles regional, nacional y mundial sea una auténtica equivocación. Otra cosa distinta es en el ámbito local, donde dependiendo de su estructura y talante, los partidos políticos pueden seguir siendo organizaciones muy válidas para canalizar las voluntades democráticas de las personas y plasmarlas luego en políticas públicas.

jueves, 30 de agosto de 2007

VERSOS DE LA ESPERA(NZA)

En marzo de 2005, cuando mi familia esperaba noticias de la adopción de una menor en Colombia, que al final sería nuestra cuarta hija (Angélica), escribí lo que viene a continuación.

VERSOS DE LA ESPERA(NZA)

Todos los hombres y mujeres somos iguales,
en dignidad, libertad y amores.

La humanidad entera,
no sabe de fronteras,
por eso todas las familias del mundo,
deberían ampliarse por fuerza,
hasta agarrar las manos extendidas y sostener la mirada de todos los niños y niñas,
porque nadie ha venido a este mundo para llorar en soledad.

Papá y mamá nunca olvidaremos cuando cruzamos las primeras miradas
con Daniel, Darío y Esperanza.

Daniel es la ilusión por los animales,
por las plantas, por las bicicletas...
y es el campeón del despiste,
pues sino le preguntas por los deberes del colegio,
ni se acuerda de hacerlos.
Pero hay algo de lo que no se olvida:
de ver la televisión, de merendar su vaso de leche con galletas
y de echarle de comer a su perra y a su gata.

Darío habla por los codos,
y aunque es el más cariñoso de todos,
no obedece en casi nada a sus padres.
Es un completo inconformista,
siempre lleva la cara llena de arañazos,
pues con su hermano o con sus amigos,
las discusiones están a la orden del día.

Esperanza fue recibida con 11 meses,
bajo 4 ó 5 mangas de ropa que le había puesto su mamá sustituta,
sin derramar una sola lágrima,
mirándonos fijamente,
mientras su nueva mamá la tenía en brazos,
y su nuevo papá le movía un globito para entretenerla.
La primera noche que pasó junto a nosotros,
se despertó de madrugada,
se puso de pie en la cuna,
nos miró a papá y mamá en la cama,
se acostó de nuevo y se durmió.

Y ahora nos acercamos todos juntos,
a descubrir a nuestro próximo hermano e hijo,
que ya ha nacido,
y nos aguarda en algún lugar de Colombia,
no sabemos si con piel morena o clara,
si con llanto o sonrisa,
con sueño o despierto,
mujer u hombre,
cariñoso o arisco,
confiado o huidizo,
enfermo o con salud.

Qué mas da,
si como dice nuestra poetisa Gloria Fuertes:
"¿Dónde está Dios?
Está en todas partes.
Está en todas las personas.
En todos los lugares de la tierra,
del mar,
del universo.
Está en el pueblo, en la playa,
en la ciudad, en el monte,
en la casa del pobre,
(a veces en la del rico),
en las iglesias y siempre
en el corazón de los niños
y de la gente buena."

Por todas las personas sin exclusión alguna,
porque ellas son el lugar preferente de encuentro con Dios acá en la Tierra.

Casas Ibáñez (Albacete), marzo de 2005

jueves, 19 de julio de 2007

RAZONES A FAVOR Y EN CONTRA DE LA PARTICIPACIÓN ACTIVA EN POLÍTICA

Vaya por delante que soy de los que piensan que cualquier ciudadano/a, por el simple hecho de vivir dentro de una sociedad, por acción u omisión, es un ser intrínsecamente político. Por ello, “Ni se entra, ni se sale de la política. Siempre se está dentro”.

No obstante esta aclaración, cuando llegan las elecciones, miembros de la comunidad se plantean dar el paso de postularse para ocupar puestos de responsabilidad pública representativos dentro de las listas de diferentes formaciones políticas.

Por lo que me toca, hablaré en primera persona de mi experiencia y las razones (a favor y en contra) que sopesé a la hora de decidir concurrir a las elecciones municipales en Casas Ibáñez en tres ocasiones dentro de las listas del PSOE. En 1995 como candidato a Concejal, en 1999 y 2003 como candidato a la Alcaldía.

CUESTIONES PRELIMINARES
- Ante todo, señalar que se trata de una decisión y una actividad difícil, compleja y que nos marca profundamente. Siempre hay un antes y un después de la participación activa en política.
- Entiendo que por encima de los intereses personales está nuestro proyecto de grupo.
- La actividad política de base es tan digna e imprescindible como dura y desagradecida (generalmente).
- Sacar ciertos proyectos adelante implica mucha negociación, tensión, espera y desesperación. Las cosas no sólo dependen de nuestra voluntad (que puede ser mucha), sino también de restricciones legales, económicas y sociales.

RAZONES A FAVOR

1) Trabajar por nuestro pueblo junto con los/as compañeros/as del grupo político y los colectivos sociales. En todos ellos uno encuentra gente buena, abierta y gratuita. Y esto es fundamental, pues la responsabilidad de la gestión municipal y asociativa no es individual, sino común y compartida. Hoy día, pareciera que son más importantes los líderes políticos que los fundamentos ideológicos de la acción pública. Sin embargo, sin el apoyo y la confianza total de los/as compañeros/as del grupo político y del entorno familiar y asociativo, desempeñar un puesto político puede resultar un verdadero suplicio, ya que tomar decisiones con intención transformadora en ámbitos pequeños como nuestros pueblos, supone una cadena de reacciones contradictorias y en ocasiones airadas. Por eso quiero reiterar abiertamente mi agradecimiento a todos/as los compañeros/as de Corporación Municipal en estos años, por su confianza, cariño y dedicación desinteresada a los asuntos públicos, cada uno con la mayor o menor intensidad que ha podido, más todos con absoluta responsabilidad en sus respectivas concejalías.

2) Hacer las cosas consultando y teniendo en cuenta a un amplio número de personas y asociaciones, más intentando ser fieles a nuestros principios ideológicos. Nunca actuando con oscurantismo o por intereses estrictamente electorales, partidistas o personales. Frente a la creciente deslegitimación de los políticos y los partidos (en ocasiones no justificada), la renovación democrática pasaría por una participación e implicación más directa de los ciudadanos/as. Se trata de ofrecer nuevos marcos para que los intereses personales en defensa de derechos adquiridos pasen por un proceso ético-educativo a favor del bien común. Se trata de pasar del individuo centrado en el interés propio, a la persona que siente como suya la suerte de sus semejantes.

3) Luchar desde los municipios en pos de unas políticas públicas que tengan como eje fundamental la defensa real de los colectivos más débiles. No deberíamos limitarnos a gestionar lo que hay o lo que nos mandan, como si estuviera fuera de toda duda su conveniencia. Los Ayuntamientos debemos ser la primera voz crítica con las políticas de otras Administraciones. Sin embargo, la vorágine diaria en asuntos de mero trámite o burocráticos nos impide aplicarnos más y mejor a ello. En definitiva, se trata de poder distinguir con nitidez lo sustancial de lo banal, y aplicar nuestras mayores y mejores energías a lo primero. A veces he sentido la frustración de no poder prestar más atención a denunciar y enmendar situaciones de injusticia social y de políticas públicas poco acertadas.

4) Vivir la vida no es más que dejarla poco a poco en el camino en vivencias que nos acercan a los demás. Encontramos sentido a la vida cuando la construimos con los demás, cuando somos capaces de descubrir que nuestro desarrollo individual pasa inevitablemente porque los demás crezcan junto a nosotros en dignidad y posibilidades. Es preferible ser personas que tienen como deber inexcusable luchar por derechos universales para todos los seres humanos, que ciudadanos que sólo exigen derechos o libertad de mercado para sí mismos.

RAZONES EN CONTRA

1) Las dificultades para atender suficientemente las responsabilidades familiares, las aficiones personales, las relaciones con los/as amigos/as, etc. No siempre es fácil equilibrar y compaginar las actividades relacionadas con la actividad pública con aquellas otras que entran dentro del ámbito de la vida privada.

2) La gestión diaria desde y para la base te absorbe, limitando así las posibilidades de estar al día en cuestiones más de fondo alrededor de la actividad política de otros niveles de decisión (regional, nacional y supranacional), que en un mundo globalizado cada vez tienen más implicaciones sobre la vida de todos/as. A veces uno puede tener la sensación de quemar energías y tiempo en vano, en asuntos municipales sin mayor transcendencia (litigios entre vecinos empecinados). Esto quema y a veces es inevitable un sentimiento de soledad y de tiempo desaprovechado. El sentimiento de soledad no es contradictorio con el apoyo que ofrece tu grupo político en el pueblo. Son dos cosas distintas.

3) Los encontronazos que con demasiada frecuencia se producen con la gente que no acaba de entender o aceptar ciertas decisiones políticas. Duelen al principio, aunque luego se hace cayo (quizás como mecanismo de autodefensa). Incluso al final pueden llegar a convertirse en una forma de realización y forja de la propia personalidad, que sin disfrutar de la contrariedad del prójimo, te desarrolla y fortalece en tus convicciones desde el conflicto y el convencimiento. Si no se entiende la acción política como una actividad sublime que transciende más allá de las propias personas implicadas directamente, se hace duro aguantarla. Hay que tener temple y talante para distinguir la crítica constructiva y fundamentada de la despiadada y difamatoria, sino es fácil desfallecer ante quienes lo único que pretenden es liquidar políticamente a ciertas personas y grupos fuera de las urnas. Si ante estos acosos difamatorios uno no contara con el apoyo del grupo y su entorno, el desánimo nos podría llevar a dejarlo todo, pues como nos dicen las personas allegadas que ven nuestro sufrimiento: “Qué necesidad tienes de aguantar esto”. Cuando uno ve como aumentan las personas que no le devuelven el saludo, no cabe más que consolarse con las palabras de Ramón y Cajal: “No tienen enemigos quienes no toman decisiones y no dicen la verdad”.

4) A veces, es triste y desalentador comprobar que, salvo pocas excepciones, no hay otras ideas o propuestas que no sean las que surgen del propio equipo de gobierno municipal, y cómo el resto de la sociedad civil se limita a jugar un papel estrictamente pasivo en la configuración y desarrollo de cuestiones que les afectan muy directamente. Es la delegación, el desentendimiento y la comodidad absoluta. Esto desanima a preocuparse por algo de lo que normalmente la gente pasa.
En resumen, los tiempos que corren no son propicios para desentendernos de las cosas que son de todos. Como diría la ex alcaldesa de Casas Ibáñez, Pilar Nohales “La desunión es un lujo de los ricos y los poderosos”. Como apuntillaría el Che Guevara “Cada uno de nosotros, solo, no vale nada”.