El PP y el PSOE se apresuraron a
aplaudir el acuerdo. Entienden que el mismo mantiene en el redil del
neoliberalismo salvaje europeo a un país que como Grecia estaba poniendo sobre
la mesa de negociación herejías tales como la renegociación y quita de una
parte de su deuda pública, así como políticas sociales y fiscales pensadas para
las personas que peor lo están pasando con los sucesivos planes de rescate.
Curioso que los planes de rescate hundan a las personas, aunque no tanto si
sabemos que el objeto de dichos planes no es mejorar la vida de la gente, sino
salvar a los bancos, a sus gestores y a sus accionistas.
Alberto Garzón, candidato de
Izquierda Unida a la Presidencia del Gobierno de España, ha afirmado que
"El acuerdo no sirve para recuperar la economía griega, sólo para humillar
al pueblo. Es más veneno".
Podemos, por boca de Nacho
Álvarez, portavoz de su Consejo de Coordinación, el pasado martes 14 de julio
en rueda de prensa afirmaba que "Grecia no es España, y que el acuerdo
alcanzado por Grecia pone de manifiesto el fracaso de otra concepción de
Europa". Incluso Errejón ha señalado que Podemos votaría sí en el
Parlamento al acuerdo alcanzado entre la UE y Grecia.
Tanto en IU como en Podemos echo
en falta una toma de postura crítica con respecto a la posición que finalmente
ha adoptado Syriza con la firma del acuerdo. Quizás porque ambas formaciones
políticas han mantenido en todo el proceso una posición muy cercana y cómplice
con Syriza, posición que ahora no saben muy bien cómo gestionar en la medida
que Syriza ha firmado un acuerdo que ha traicionado la voluntad de una amplia
mayoría del pueblo griego expresada en referéndum. Para IU y Podemos ¿era esta
la única salida “posible”, la más conveniente para el pueblo?.
A nadie se le escapa que el
proceso de negociación entre Grecia y la UE ha sido largo, doloroso, difícil y
complejo. El propio Yanis Varufakis lo ha comentado con posterioridad a su
dimisión como Ministro de Economía de Grecia. De acuerdo. Creo que tomar la
decisión de firmar el acuerdo debería haber contado previamente con un debate
sobre las posibles alternativas al mismo, sobre los planes B o C. En este caso,
después de conocer la postura inflexible de Alemania, la alternativa al tercer
rescate era sencillamente la salida del euro.
La salida del euro no hubiera
sido una panacea para afrontar la crisis profunda del pueblo griego, pero le
hubiera permitido mantener su dignidad, respirar y tomar las riendas de su
propio destino, aplicando nuevas políticas económicas para hacer frente a una
situación enquistada de pobreza y humillación, situación que el tercer rescate
no va a hacer más que agudizar. La salida del euro, autogestionada desde la
conciencia y la participación ciudadana podría haber servido para comenzar a
construir OTRA EUROPA posible.
La Unión Europea que tenemos es
la del acuerdo con Grecia. Una Unión Europea que no respeta la dignidad ni la
voluntad de los pueblos oprimidos de dentro y de fuera de sus fronteras. Todo
Norte tiene su Sur, incluso dentro del mismo Norte. De ahí que estemos ante
momentos donde toca renegar del europeísmo real, plantarnos y construir una
nueva Europa de acuerdo con principios de respeto a las personas y a la Madre Tierra.
Y claro, si había que salirse de ESTA EUROPA pues adelante. Era el momento, con
todo el apoyo mayoritario del pueblo griego al lado, y en vez de por la dignidad
se ha optado por la humillación.