Lo primero de todo es reconocer que las decisiones que
tienen que tomar los gobiernos de Grecia desde su primer rescate en 2010 hasta
el tercero en 2015 no son plato de gusto. Son cuestiones complejas y
trascendentales para todo su pueblo, y quienes deciden al respecto están
sometidos a muchas presiones y aún más dudas. Ello no quita para que se
intenten explicar y debatir las alternativas, que las hay.
Cuando Tsipras y Syriza aceptan el tercer rescate a Grecia
en julio pasado, de acuerdo con las condiciones de la troika y en contra de lo
expresado por el pueblo griego una semana antes en referéndum, manifiesto mi
contrariedad por lo que entiendo que es una decisión unilateral al margen del
mandato de su pueblo. Además señalo lo que a mi juicio es una actitud “comprensiva”
por parte de IU y Podemos desde España. http://gregoriolopezsanz.blogspot.com.es/2015/07/podemos-e-izquierda-unida-comprensivos.html
En agosto, cuando Tsipras dimite y convoca elecciones
anticipadas, creo que pretende enmendar en parte esta traición a su pueblo. Al
ser consciente de que ha actuado de manera desleal con la voluntad popular
mayoritaria, convoca elecciones con un tema central: ratificar la política de
hechos consumados en la aceptación del tercer rescate y conseguir la
legitimidad necesaria para aplicarlo en los próximos años. Pide para ello “una
segunda oportunidad”. El 20% del censo total de electores griegos (el 35% del
57%, 35% de los votantes de Syriza sobre el 57% de participación) concede esa
segunda oportunidad que se traduce en una mayoría absoluta en el Parlamento con
el apoyo de 10 diputados/as nacionalistas . A partir de ahora, nada que objetar
para que siga adelante la aplicación del tercer programa de rescate con las
correspondientes políticas austericidas. Así lo ha decidido el pueblo en unas elecciones
generales.
Era de los que deseaba que Syriza y Tsipras hubieran
utilizado todo el respaldo ciudadano mayoritario con que contaban para haber planteado
alternativas de ruptura a la dictadura del gran capital multinacional
personificado en la troika. El plan B
que flotó en el aire durante las negociaciones del tercer rescate era la salida
del euro. No hubiera sido una panacea para afrontar la crisis profunda del
pueblo griego, pero le hubiera permitido mantener su dignidad, respirar y tomar
las riendas de su propio destino. No sería el único país de la Unión Europea
que pudiendo tener el euro como moneda decide tener la suya propia y no renunciar
a la soberanía monetaria (caso de Reino Unido, Suecia y Dinamarca).
ESTA EUROPA está agotada, y a pesar de ello le insuflamos oxígeno
cada vez que asumimos a pies juntillas las políticas que dicta para los países
más empobrecidos de su sur y de otros sures. Pienso que la ruptura no es el
principio del caos, sino el final de la esclavitud. Ahora bien, es el pueblo quien
debe reflexionar, desear y construir ese nuevo espacio de libertad, y hoy por
hoy la mayor parte de la ciudadanía y los principales
partidos políticos europeos no están por la labor. Se limitan a gestionar el status quo y las leyes que lo apuntalan.
Para ellos/as NO HAY ALTERNATIVA y entonces, un robot sin alma adecuadamente
programado (como la troika), puede regir la política económica sin que sea
preciso siquiera convocar a la ciudadanía a través de elecciones.
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