jueves, 25 de junio de 2015

MUNICIPIOS, DIPUTACIONES Y COMUNIDADES AUTÓNOMAS: ¿PARA CUÁNDO UN DESLINDE DE COMPETENCIAS?


Cambia todo en este mundo.

Cambia, todo cambia.

 

Desde la primera mitad del siglo XIX las Diputaciones Provinciales han venido colaborando con los ayuntamientos para garantizar la prestación de los servicios de competencia municipal a través de la cooperación jurídica, económica y técnica.

Lo primero de todo es reconocer en su justa medida la labor histórica de las Diputaciones Provinciales, de sus responsables políticos y de sus trabajadores/as. Para acto seguido, pensar por dónde debería transitar el futuro inmediato de estas instituciones. A este respecto, determinados partidos políticos abogan por suprimirlas de una manera ordenada y no traumática, llevando a cabo una reorganización administrativa de sus competencias y personal entre los municipios y las Comunidades Autónomas. Si se hace bien, respecto a la calidad y garantía en la prestación de servicios públicos, no tendría porqué suponer ningún efecto negativo. Incluso se podrían ahorrar recursos al no tener que sufragar importantes costes en materia de remuneración de Diputados/as Provinciales y sus respectivos equipos de asesores y personal de confianza. Desgraciadamente, los partidos políticos tradicionales en demasiadas ocasiones han utilizado y siguen utilizando las Diputaciones Provinciales como vía para “colocar” personas afines, a través de mecanismos clientelares, incluso corruptos.
¿Qué sentido tiene que competencias en materia de servicios sociales, juventud, deporte, obras públicas, educación, cultura, medio ambiente, consumo, sanidad,… se encuentren duplicadas en la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y las cinco Diputaciones Provinciales de la región? ¿No sería mucho más eficiente y eficaz evitar dichas duplicidades competenciales en favor de la Junta de Comunidades por tenerlas recogidas en el Estatuto de Autonomía?

El programa autonómico con el que Podemos ha concurrido a las recientes elecciones autonómicas en Castilla-La Mancha dice en su punto 144. “Abrir el debate sobre la funcionalidad de las Diputaciones Provinciales y la posibilidad de su sustitución por otras fórmulas territoriales como las comarcas, agrupaciones o mancomunidades que garanticen una mayor eficiencia en el suministro de servicios y frenen la corrupción histórica y las fórmulas clientelares ligadas a las Diputaciones”.

Tras el acuerdo de investidura para la presidencia de CLM entre Podemos y el PSOE, y en la medida en que tres de las cinco diputaciones provinciales de la región están gobernadas por el PSOE, puede ser un buen momento para comenzar a abordar este asunto y superar el actual modelo que posterga a los municipios a un papel residual y dependiente respecto de Diputaciones, Comunidades Autónomas y Gobierno Central. Desde mi punto de vista, esta es una de las principales asignaturas pendientes casi 40 años después de la aprobación de la Constitución Española.

Los municipios antes dependían de señores feudales, señoritos y caciques que ejercían el poder con la coerción de la fuerza y la riqueza. Ahora dependen de gobiernos centrales, autonómicos y provinciales amparados por leyes que encorsetan y no liberan. Los municipios están supeditados para prestar servicios a una financiación cambiante, temporal e insuficiente, instrumentada a través de convocatorias de subvenciones y convenios, graciables en su concesión, condicionadas en su destino y no garantizadoras de la continuidad y regularidad de la prestación de los servicios públicos.

Las Diputaciones Provinciales y la Junta de Castilla-La Mancha no deberían ser financiadoras de municipios a través de subvenciones, sino administraciones colaboradoras que aporten a las competencias municipales solvencia técnica, intercambio de información y economías de escala. Por tanto, los recursos económicos que hasta ahora reciben las Diputaciones y Comunidades Autónomas para financiar las variadas obras y servicios que se ejecutan y prestan en los municipios, deberían llegar directamente a éstos. Hay que abordar la comarcalización política y administrativa de nuestra tierra y desplazar allí los servicios destinados al medio rural que todavía están concentrados en la capital de provincia o las cabeceras comarcales.

¿Qué sentido tiene que las Diputaciones convoquen anualmente subvenciones dirigidas a los Ayuntamientos para financiar Universidades Populares, escuelas de música, gastos sanitarios en festejos taurinos, gastos derivados de la organización de pruebas deportivas, materiales del Plan Especial de Empleo, compra de instrumentos musicales, obras en instalaciones deportivas, clubes de lectura, etc.? Todo sería más sencillo si esos fondos que reciben con una mano las Diputaciones y entregan con la otra a los municipios, llegaran directamente a los Ayuntamientos.

¿Qué sentido tiene que las Comunidades Autónomas realicen convocatorias anuales de subvenciones finalistas insuficientes para financiar servicios y obras de los Ayuntamientos tales como talleres de empleo, planes concertados de servicios sociales, educación de adultos, programas contra la drogodependencia, oficinas municipales de información al consumidor, centros de día, residencias de mayores, monitores deportivos, fomento del voluntariado, programas de integración social, teatros, albergues de transeúntes, guarderías, etc? A necesidades permanentes, financiación estable, suficiente y no condicionada.

¿Qué se está haciendo frente a esta situación? Nada, y así se falta al respeto cada día que pasa a la ciudadanía, a los/as concejales/as y a los/as alcaldes/as que siguen intentando cuadrar cuentas imposibles. Hasta ahora no ha existido interés en cambiar el actual orden de cosas por parte de quienes se benefician del mismo. ¿Será también así en el ciclo político que se está abriendo en estos momentos?.

NOTA: Algunas de las ideas señaladas más arriba fueron expuestas originalmente en la Mesa redonda “Presupuestos participativos”, dentro del ciclo de conferencias “PENSAR LA CIUDAD” organizadas por el Ateneo Cultural de CC.OO Castilla y León, en León, el 7 de abril de 2011. La presentación que utilicé se puede descargar en el siguiente enlace

 

 

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