jueves, 4 de septiembre de 2014

POR UNA CASTILLA-LA MANCHA LIBRE DE CORTIJOS Y CACIQUES

 
Acaba de celebrarse en Castilla-La Mancha el Debate sobre el Estado de la Región. Ha sido el momento aprovechado por el PP para continuar su campaña de propaganda: sus mentiras y la realidad que vive la ciudadanía no se parecen lo más mínimo.
 
Al PP nacional y regional le sobran los representantes del pueblo…y hasta el propio pueblo. Como típicos caciques se encargan de tejer redes clientelares por doquier, fomentando negocios privados cada vez que toman medidas referentes a lo público.
 
Y es que, allí donde falla la presencia de ciudadanos/as (he dicho ciudadanos/as, no sus representantes) en órganos de control de las políticas públicas, se produce un caldo de cultivo propicio para la corrupción. No quieren menos diputados/as en las Cortes de Castilla-La Mancha con la justificación de un raquítico ahorro presupuestario, LO QUE REALMENTE PERSIGUEN es alejar el control y la participación ciudadana de las tareas legislativas y ejecutivas. Para ello no dudan en pisotear el artículo 23 de la Constitución y el artículo 4 del Estatuto de Autonomía, que promueven la participación ciudadana en los asuntos públicos, si bien para otras cosas se les llena la boca del cumplimiento de la Ley.
 
La Presidenta de Castilla-La Mancha ha anunciado la rebaja de un punto para todos los contribuyentes en el primer tramo autonómico del IRPF (hasta 17.700 euros/año) en 2014. Dicha medida, al igual que la reciente reforma fiscal del Gobierno de España, afecta a todos/as los ciudadanos/as por igual, sin distinguir su capacidad económica, a la vez que no beneficiará a las familias que no presentan declaración del IRPF por tener unas rentas del trabajo inferiores al mínimo exento de 22.000 euros/año, es decir, no beneficiará a las familias de menor renta (pensionistas, desempleados/as, trabajadores/as precarios/as). Por ello, es regresiva, es decir, contribuye a aumentar desigualdades, a la vez que en un momento donde existen tantas necesidades básicas sin cubrir, los 50 millones de euros de pérdida de recaudación que ello va a suponer va a imposibilitar reforzar políticas públicas de solidaridad (educación, sanidad, servicios sociales) que en estos últimos años han quedado maltrechas y desarboladas. Una política impositiva progresiva, que luche contra el fraude de las grandes fortunas y los paraísos fiscales, y que garantice unos ingresos públicos suficientes, es un elemento fundamental de redistribución y de cohesión social a través de políticas públicas, sin embargo, el PP se empeña en vendernos lo contrario (ver mi entrada sobre la reciente reforma fiscal), contribuyendo a aumentar la brecha de la desigualdad.
 
Igualmente, la Presidenta ha anunciado que antes de final de año se aprobará la Ley de Transparencia de Castilla-La Mancha. Todo un alarde de hipocresía de la Secretaria General y Presidenta de un partido político que está siendo investigado por la justicia debido a claros indicios de financiación ilegal y de cobro de sobresueldos de sus dirigentes. La verdadera transparencia va más allá de mostrar la renta y el patrimonio “visible” de los representantes públicos. Afecta también a la manera en que se forjan las decisiones públicas, que necesariamente han de contar siempre con la voz y el consentimiento de los/as ciudadanos/as más afectados/as. Y de esto último, cero patatero para el actual gobierno de Castilla-La Mancha. Dos ejemplos. Por un lado, el Cementerio Nuclear que pretende instalarse en Villar de Cañas supone el desprecio a toda una comarca y el urdimiento de una red de negocios privados que ligan a los grandes capitales especulativos con personas vinculadas al PP de Castilla-La Mancha (ver más aquí). Por otro lado, el apoyo expreso del PP de Castilla-La Mancha al desarrollo de la técnica de la fractura hidráulica (fracking) en comarcas como el Campo de Montiel, La Mancha, Campos de Hellín, es otro ejemplo más de cómo el PP trata a esta tierra: no como el hogar donde se vive, que se cuida y se respeta, sino como su cortijo, donde el/la señorito/a hace negocios comprando y vendiendo a costa de la salud de las personas y envenenando las entrañas de la Madre-Tierra.
 
«En mi hambre mando yo» cuenta Salvador de Madariaga que le contestó un jornalero a un cacique andaluz en tiempos de la II República, desdeñando el dinero que le ofrecía por su voto. Trasladada a nuestro tiempo podría traducirse como “Nuestra tierra no se vende, nuestra gente la defiende”. Es muy sencillo, no cabe esperar que nadie venga a gobernarnos con criterios de interés general. Tenemos que implicarnos todos/as sin excusas en los asuntos comunitarios que nos afectan, cambiando el entramado institucional que lo rige, para que el poder “resida realmente y permanezca en el pueblo”, para que nadie decida por nosotros/as sin pensar en nosotros/as. Claro que esto es un desafío, una quimera, un programa político utópico, pero la encrucijada en que se encuentra esta región y este país no se resuelve sólo con votar cada cuatro años, hay que pensar y hacer día tras día, y no temer a tomar caminos desconocidos, pues el futuro, necesariamente, debe romper con pasados de servidumbre.

2 comentarios:

Julián dijo...

Suscribo lo dicho.
En los asuntos del cementerio nuclear y el fracking me temo que en nuestra región poca gente lo ve como algo que le afecta, más allá de los habitantes de las comarcas directamente afectadas -pues sus consecuencias no se quedan en las comarcas-. En esta región somos mucho del "ahí nos las den todas", y creemos que las bofetadas de los residuos y el fracking no llegarán a nuestra cara si no vivimos cerca.

Pedro Antonio dijo...

Blanca, en botella y la da la vaca...
Muy bien dicho, Gregorio.