Percibo que el desánimo cunde y se extiende cuando tanteo a la gente que me rodea. Estudiantes, autónomos/as, asalariados/as, pensionistas, padres y madres de familia,…todos/as coinciden en no ver la salida, o peor aún, en ver una salida fascista y autoritaria, que somete a la mayoría social y le priva de su dignidad de personas capaces de decidir libremente su destino, en el seno de una comunidad que acoge y protege. El antídoto contra este escenario pasa inevitablemente por actuar hoy, todos/as juntos/as, para recuperar y fortalecer nuestra esperanza colectiva.
La huelga general ciudadana del 14N tendría que ser el punto de partida de una movilización global, de una concienciación redoblada de las gentes de todas partes, que salen a la calle a defender su derecho a la esperanza. Su derecho a soñar un mundo donde cabe esperar más cosas buenas, sin oprimir a nadie, rompiendo concentraciones de poder que traen infelicidad y miseria a los/as más débiles.
Igual que el miedo, la esperanza es gratis, y cada uno/a toma para sí toda la que quiere. Para administrarnos una buena dosis no tenemos que quedarnos en casa resignados/as, paralizados/as y tristes. Toca salir a la calle, junto al vecino/a, el amigo/a o al desconocido/a, para decirnos “que es posible aquello que deseamos”, “que es imposible que unos pocos nos manejen a su antojo”. La esperanza es gratis, y más importante aún, nadie nos la puede robar, y en la calle crece, se multiplica y se CONTAGIA irremediablemente, porque ninguna troika ni sus hombres de paja títeres han descubierto aún una vacuna eficaz para frenar su propagación.
3 comentarios:
Quisiera creerte y apoyo esta huelga pero me temo que la rabia, la depresión y la impotencia que sienten muchos españoles les ha anulado la esperanza...
Salud
Desde el centro de la península
Dices bien: se ha perdido la esperanza. Cada uno va a sobrellevar ésto como pueda, sin alzar la voz por si es peor, no queda confianza para creer en que uno, junto a otros, puede cambiar ésto. Estamos en una derrota civil que me temo no pueda remediar ni esta huelga ni otras, entre otras cosas porque nos quieren hacer creer que hagamos lo que hagamos esto no hay quien lo mueva.
Pero ya veremos.
Ese día cumplo 50 años. Haré huelga y saldré a la calle; será la mejor celebración -la de la esperanza- que se me ocurre para iniciar la segunda mitad de la centuria.
Si no nos movemos, nos cocemos como las ranas de la fábula, sin darnos siquiera cuenta de que nos están cocinando a fuego lento.
Salud.
Fernando.
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