Acabo de leer el último libro de Juan Hernández Vigueras, miembro del Consejo Científico de ATTAC España y de la organización Tax Justice Network (Red por la Justicia Fiscal). Lleva por título El casino que nos gobierna. Trampas y juegos financieros a lo claro, y ha sido publicado por la editorial Clave Intelectual. El próximo martes 13 de marzo de 2012 a las 19 horas lo presentará su autor en Albacete (Salón de Actos de CCM en Calle San José de Calasanz, s/n). Con esta pequeña reseña pretendo animar a su lectura y difusión, así como invitar a la presentación del mismo.
En sus 435 páginas hace un repaso exhaustivo, riguroso y crítico por todos los agentes, estructuras, juegos y reguladores que intervienen en unos mercados tramposos y trucados para que siempre ganen los mismos (y pierdan los mismos, claro). La parte I comienza describiendo el casino, los jugadores y los juegos, haciendo especial hincapié en lo que ya se han dado en llamar “las verdaderas armas de destrucción masiva”: los fondos de alto riesgo y los derivados. La parte II nos introduce en los nuevos territorios que se ha anexionado el casino en los últimos años, ámbitos que tradicionalmente han estado regulados y controlados por los Estados, pero que han sucumbido a la orgía financiera, de la mano de un mayor sufrimiento de mucha gente a lo largo y ancho del planeta. Nos referimos a la especulación asociada a los alimentos básicos, al petróleo, a las armas y las guerras, al cambio climático y a la deuda pública. Por último, la parte III aborda el papel de los reguladores del casino en la sombra, desde los gobiernos serviles hasta el Banco de Pagos Internacionales, pasando por las agencias de calificación y el Consejo de Normas Internacionales de Contabilidad.
Para terminar, reproduzco unas líneas que aparecen en las reflexiones finales del libro (pág. 434): “(…) frente a un sistema financiero creado por las decisiones políticas desreguladoras de las últimas décadas, la prevención de los riesgos solamente puede conseguirse mediante medidas políticas reguladoras y el reforzamiento de los Estados frente a la globalización financiera, junto con la democratización y regulación financiera en la Unión Europea”.
El camino no puede estar más claro: más Estado, más ciudadanía y más democracia de alta intensidad. Justo lo contrario de lo que están haciendo los gobiernos e instituciones económicas internacionales, títeres manipulados por los capitales especulativos y las empresas multinacionales, matones a sueldo contra la dignidad y las esperanzas de la gente.
En sus 435 páginas hace un repaso exhaustivo, riguroso y crítico por todos los agentes, estructuras, juegos y reguladores que intervienen en unos mercados tramposos y trucados para que siempre ganen los mismos (y pierdan los mismos, claro). La parte I comienza describiendo el casino, los jugadores y los juegos, haciendo especial hincapié en lo que ya se han dado en llamar “las verdaderas armas de destrucción masiva”: los fondos de alto riesgo y los derivados. La parte II nos introduce en los nuevos territorios que se ha anexionado el casino en los últimos años, ámbitos que tradicionalmente han estado regulados y controlados por los Estados, pero que han sucumbido a la orgía financiera, de la mano de un mayor sufrimiento de mucha gente a lo largo y ancho del planeta. Nos referimos a la especulación asociada a los alimentos básicos, al petróleo, a las armas y las guerras, al cambio climático y a la deuda pública. Por último, la parte III aborda el papel de los reguladores del casino en la sombra, desde los gobiernos serviles hasta el Banco de Pagos Internacionales, pasando por las agencias de calificación y el Consejo de Normas Internacionales de Contabilidad.
Para terminar, reproduzco unas líneas que aparecen en las reflexiones finales del libro (pág. 434): “(…) frente a un sistema financiero creado por las decisiones políticas desreguladoras de las últimas décadas, la prevención de los riesgos solamente puede conseguirse mediante medidas políticas reguladoras y el reforzamiento de los Estados frente a la globalización financiera, junto con la democratización y regulación financiera en la Unión Europea”.
El camino no puede estar más claro: más Estado, más ciudadanía y más democracia de alta intensidad. Justo lo contrario de lo que están haciendo los gobiernos e instituciones económicas internacionales, títeres manipulados por los capitales especulativos y las empresas multinacionales, matones a sueldo contra la dignidad y las esperanzas de la gente.
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