El pasado miércoles 25 de septiembre de 2013, en el
Paraninfo de Albacete, tuvo lugar la inauguración oficial del curso académico
de la Universidad de Castilla-La Mancha. En el exterior, en la puerta
principal, alumnos/as en defensa de la “Educación Pública de calidad, de todos
y para todos” han pitado en los prolegómenos del acto, denunciando las
políticas del Ministerio y de la Consejería de Educación que están convirtiendo
la educación superior en un servicio de lujo sólo al alcance de una élite adinerada.
Junto a ellos más de media docena de policías de uniforme.
El Consejero de Educación de la Junta de Castilla-La Mancha,
para evitar escuchar a una parte del pueblo al que supuestamente él representa,
aguarda en el interior del Paraninfo, a donde ha accedido por la puerta trasera.
Dentro del Paraninfo, otra nutrida representación de policías secretas
estratégicamente colocados.
Los miembros del Gabinete del Consejero de Educación, en
constante contacto con la policía secreta, señalándoles la presencia en el
interior del Paraninfo de tres alumnos vestidos con una camiseta roja en
defensa de la Universidad Pública y de calidad. Tan pronto ha comenzado su
discurso el Consejero de Educación, dos de estos alumnos se han levantado de
sus asientos y se han dirigido hacia la puerta de salida, y al pasar por la
tarima del escenario donde hablaba el Consejero, con absoluto respeto y en
silencio, han extendido sobre la tarima una camiseta roja en defensa de la
Universidad Pública y de calidad.
En apenas unos segundos, la fotógrafa del Gabinete del
Consejero ha retirado la camiseta de la vista de las 800 personas que había en
el Paraninfo. Insisto, una invitada al acto, la fotógrafa del Gabinete del
Consejero, que no el personal de administración y servicios de la UCLM, la
institución organizadora y responsable del acto.
Soy profesor de esta universidad desde hace 22 años, y no
entiendo la vida académica ni la vida social al margen del debate argumentado
de ideas, en un clima de tolerancia, pluralidad y con capacidad de autogestión
de los posibles conflictos que puedan aflorar en su seno. Con todos mis
respetos a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, su lugar no está ni
debe estar dentro de las universidades. Pienso que los mandos políticos y policiales
que les ordenaron estar presentes en este acto y los responsables
universitarios que admitieron dicha presencia, se equivocaron.
Los estudiantes universitarios que esa mañana intentaban
hacer llegar su mensaje a la sociedad, no son un peligro más que para la élite
dirigente que está desguazando lo público y poniéndolo en bandeja a precio de
saldo al gran capital especulador. La profunda desigualdad social que están
generando estas políticas bien justifica una reacción de repulsa pacífica por
parte de los estudiantes. No busquemos delincuentes donde sólo hay
ciudadanos/as.
1 comentario:
Hola, amigo.
Lamentablemente, estamos empezando a vivir situaciones del período franquista.
Nunca había visto tanta movilización ciudadana, pero tampoco un poder político tan sordo e insensible a las protestas sociales. ¿Se sienten impunes? Si siguen así, esto acabará por estallar porque la paciencia de la gente tiene un límite.
Salud.
Fernando.
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