CONTRA TODAS LAS ARMAS, TAMBIÉN CONTRA LAS NUCLEARES

Mi amiga Carmen Ramírez, militante del Partido por Un Mundo Más Justo (PUM+J) en Albacete http://www.porunmundomasjusto.com/, me hace llegar el siguiente comunicado. Y es que, afortunadamente, no todas las organizaciones políticas son iguales, y a la hora de razonar y exigir cambios sociales unas lo hacen con mucha más claridad y contundencia que otras. Las armas nucleares, como todas las armas, pero especialmente las de destrucción masiva, son un peligro para la humanidad sin importar en qué manos estén. Ahí va el comunicado.

EL PARTIDO POR UN MUNDO MÁS JUSTO (PUM+J) EN EL DIA MUNDIAL CONTRA LAS ARMAS NUCLEARES DENUNCIA: el incumplimiento del tratado de No proliferación y el aumento del 45% del presupuesto de armamento nuclear en la última década

Hoy, Día Mundial Contra Las Armas Nucleares, desde el partido político Por Un Mundo Más Justo hacemos el presente alegato en defensa de su NO UTILIZACIÓN Y TOTAL DESTRUCCIÓN.
1. ¿Cuál es la situación actual?
Las armas nucleares no son un sistema defensivo, sino de ataque masivo indiscriminado, y la Corte Internacional de La Haya dictaminó ya en 1996 que las armas nucleares vulneran el Derecho Internacional, colocando en el mismo plano de ilicitud tanto su uso como la amenaza de usarlas. Actualmente existen en nuestro planeta cerca de 24.000 cabezas nucleares, con un poder destructor equivalente a 400.000 veces el de la bomba lanzada sobre Hiroshima en 1945. La mayoría de ellas en EE.UU y Rusia, pero también en otros países como Reino Unido, Irlanda del Norte, Francia, China, India, Pakistán, Corea del Norte e Israel. ¿En que se ha concretado la intención de Obama y Medvedev de reducción de sus arsenales nucleares? ¡¿Nos debemos alegrar, porque con esta reducción el mundo solamente podrá ser destruido 380 veces, en vez de 390?! ¿Es una mera estrategia para eliminar material nuclear obsoleto y seguir invirtiendo? Pero, además, la OTAN almacena alrededor de 480 cabezas nucleares en bases militares de Italia, Bélgica, Holanda, Turquía y Alemania. Dichos arsenales OTAN son igualmente ilegales y son potencialmente genocidas si se utilizan o si son atacados. Las armas nucleares almacenadas en arsenales son un peligro para la población circundante o aquella que se encuentre a cientos o miles de kilómetros, en caso de ataque a dichos arsenales.

2. ¿Qué efectos tiene una explosión nuclear?
Las armas nucleares son genocidas: no distinguen objetivos concretos, ni bandos, ni fronteras, ni tratados de paz, y sus efectos perduran durante siglos, pudiendo propagarse hasta cualquier parte del planeta. ¿Cuáles son los efectos de una explosión nuclear? Primero, una emisión ingente de rayos gamma hace que las personas más cercanas al punto de detonación “se evaporen” o volatilicen. Seguidamente, una onda de calor y de presión, así como una tormenta de fuego, sume todo en llamas. Las personas más alejadas que perciban la luz de la explosión quedarán ciegas total o parcialmente de por vida. Muchos supervivientes sufrirán afecciones graves en la piel y en sus órganos y morirán en las semanas que siguen a la explosión.
Pero la mayor parte de muertes se producirá aún más tarde, a causa de la nube radioactiva que se formará (con su característica forma de seta), acompañada de vientos huracanados. Esta nube radioactiva puede dispersarse cientos, e incluso miles de kilómetros a partir del punto de detonación, dependiendo de las condiciones atmosféricas. De hecho, a través de la lluvia radioactiva, del curso de los ríos, etc., los residuos radioactivos pueden llegar a cualquier parte de planeta. El hecho de que lleguen en menores cantidades conforme se alejen del epicentro no es motivo de tranquilidad, porque dichos residuos perduran radioactivos durante siglos. Tienen efectos altamente cancerígenos (producción de tumores) y mutagénicos (malformaciones congénitas).
Los productos de desecho de las armas nucleares son también altamente tóxicos, y por desgracia son empleados en armas anticarro, en todo tipo de misiles, blindaje de tanques, etc. que llevan uranio empobrecido para perforar el metal; cuando se libera ese uranio, podemos estarlo respirando o ingiriendo de por vida.
3. Desde el PUM+J, ¿qué denunciamos y qué exigimos?
DENUNCIAMOS QUE:
1. Los estados que actualmente poseen armas nucleares o tienen en marcha programas para desarrollarlas no están cumpliendo con el Tratado de No Proliferación (TNP), según el cual debieran entrar en negociaciones para el desarme nuclear. Las reuniones preparatorias para la Conferencia de Revisión de dicho tratado, en mayo de 2010, no están siendo resolutivas.
2. En la última década se ha producido un incremento histórico del 45% en la inversión en armamento nuclear respecto a la década anterior (1.4 billones de dólares en 2008), mientras que la inversión en educación ha disminuido un 22% (pasando de invertir 5.500 millones de dólares en 2006 a 4.300 en 2007).
3. Con sólo pulsar un botón, unos pocos pueden desencadenar un conflicto nuclear que convierta el planeta en un montón de escombros radioactivos, sin siquiera preguntarnos a quienes vivimos en él si estamos conformes con ello.
EXIGIMOS QUE:
1. Las políticas armamentísticas actuales cambien a nivel mundial, respetándose el Tratado de No Proliferación.
2. A las puertas de la revisión del Tratado de No Proliferación y la toma de gobierno de la UE por parte de España, nuestro país muestre una coherencia de políticas en el tema de la inversión, fabricación, comercio de armas y Tratado de No Proliferación de armas nucleares, de cara a su eliminación total.
En definitiva, en el PUM+J tenemos TOLERANCIA CERO a las armas nucleares o a los programas que las desarrollan. Pedimos a todos los alcaldes y alcaldesas de España que consideren unirse a la Confederación Sindical Internacional (CSI) en cooperación con la iniciativa mundial “Alcaldes por la Paz”, campaña contra las armas nucleares en la que participan más de 2.000 ciudades de unos 130 países. Queremos también ponernos a disposición de todos/as los/las ciudadanos/as que desarrollan campañas contra las armas nucleares para trabajar en un frente común.