Cronistas de la destrucción… ¡¡qué ingrata tarea!!
El nacimiento de la Fuente del Piojo (700 msnm) era, con
diferencia, el mayor manantial de la Ceja del Valle del Cabriel, en el término
de Villamalea, justo en el límite con el de Casas Ibáñez. Los 12 litros por
segundo aforados a finales de los años 70 del pasado siglo, corrían por el
Arroyo de la Aldea, permitiendo el riego de multitud de huertas en la Casa
Grande (o Casa de los Señoritos), las Casas Nuevas y Tabaqueros. Justo en
Tabaqueros sus aguas formaban un monumental tollo (602 msnm) a cuya sombra se
construyó un lavadero, un abrevadero y un caño para agua de uso de boca.
Más de 100 personas llegaron a vivir a lo largo del Arroyo
de la Aldea. Hortelanos/as que obtenían el sustento de su tierra fértil y su
agua fácil. Progresivamente sus caudales se han ido reduciendo, hasta que hace
dos años desaparecieron. Hoy, las gentes que tienen casas de campo en
Tabaqueros se abastecen a través de un pozo que han realizado. La paradoja de
siempre: la proliferación descontrolada de pozos seca las entrañas de la
tierra, mata a las fuentes naturales, y obliga a construir nuevos pozos o a
profundizar los existentes para conseguir el abastecimiento perdido. Lo que
antes teníamos sin incurrir en ningún coste energético (el agua por gravedad),
hoy requiere importantes inversiones en sondeos y bombas, así como costes de
mantenimiento en energía eléctrica o de hidrocarburos que agravan el cambio
climático. Nuestra vida se vuelva cada vez más frágil y dependiente. Nuestra
vida se agota a la par que esquilmamos todos los recursos que nos rodean.
Habitualmente se ha utilizado el agua de esta fuente para
uso de boca de la gente del lugar que incluso acudían con envases para
acopiarla y llevársela a su casa. La sombra de los olmos que en tiempos había
junto a la fuente, el lavadero y el caño para beber hacían de este lugar un
espacio atractivo para pasear o comer en el campo. Desde que los olmos se
secaron y la gente abandonó la aldea (sólo viven personas aquí los fines de
semana), el lugar ha perdido todo su encanto, así como las posibilidades de
albergar vida humana. El reciente secado de la fuente ha sido el final de esta
historia.
Un sencillo caño de hierro hacía fácil a la sed las aguas
que nacen en el tollo, previamente conducidas por pequeños canales excavados en
la roca desde la pared que los drena. Hoy todo está colonizado por las zarzas,
seco, inaccesible para la gente. Territorios aquí al lado agotados y perdidos,
hostiles para la vida humana. El punto de partida para las migraciones.
Más pronto que tarde, el actual sistema agroalimentario va a
colapsar. Al estar basado en el uso intensivo (casi exclusivo) de petróleo en
sus procesos de producción, transformación y distribución a escala mundial, su
ocaso va a la par que el de este recurso no renovable que ya ha sobrepasado su
pico de producción. Entonces tocará volver a los sistemas agroalimentarios
tradicionales, de cercanía, intensivos en energía renovable de origen humano y
animal. En este futuro inmediato, los espacios de huerta de regadío en valles y
regueros van a recobrar el protagonismo que siempre tuvieron, y que la quimera
de la modernidad despreció. Entonces, a estos lugares del Júcar y el Cabriel le
faltarán sus dos recursos más preciados: la tierra y el agua. Y tocará buscar
la vida lejos de aquí.
El antes y el ahora de las siguientes fotografías auguran un
después vacío. El Arroyo de la Aldea, ya no es arroyo. La aldea del arroyo, ya
no es aldea. Con el agua han robado también el futuro.
1 comentario:
Resumiendo, antes todo era mejor, fuentes por muchos sitios, se podía beber en cualquier fuente que no te pasaba nada, no solo en el pueblo de Casas Ibáñez también aquí en Barcelona,ahora muchos adelantos para unas cosas pero para otras vamos peor,no llueve tanto ó mas bien poco, hasta que llegará el día que será como en Africa, cuando llueva sera para hacer mal, un saludo para todos de mi querido pueblo de Casas Ibáñez
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